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Y
hubo una línea entre tu mirada y la mía
y un silencio seco enmudeció al mundo.
Hubo una rigidez en el viento
como si el aire se convirtiera en roca
y el mundo y su gente adquirieron la quietud de las estatuas.
La luz del sol se detuvo
y sus rayos flotaban danzantes a tu alrededor
y el sol se volvió inútil, impotente, enfermo de envidia.
El mundo había quedado atrapado en una foto,
en un instante de eternidad.
Y yo era como roca silenciosa y no respiraba
y solo deseaba vivir eternamente ese instante
entregado a la magia de tu mirada.
Y le pedía al Padre Tiempo
que no marcara un instante más
y así poder vivir eternamente iluminado
con la gracia y bendición de tu mirada.
Mirando la huella de tus ojos
estrellas azules sobre un cielo de paz
me pierdo en el vacío de tu centro
y me entrego al remolino de tu mirada
Dos soles inertes que absorben el tiempo.
Dos universos en conjunto sin un momento de separación.
Dos horizontes eternos extendiendo su esplendor,
alcanzando lo todo, y lo que no cabe en todo
Son dos bóvedas magnéticas de mágica ilusión
que a su centro me invitán a navegar,
y voy girando hacia esos focos de mar,
Y siento que me pierdo y se me pierde mi andar.
Y solo vivo estando en ellos,
y estando en ellos dejo de ser yo
Quiero
que sepas
que siempre te tendré dentro de mí.
Y con estas palabras he de revelarte el tejido de mis corrientes.
Porque es mi corazón el esclavo de tu mirada
por que fué como si naciera cuando a tus ojos conocí.
Y tu voz lejana, canción de ensueño embriagador,
música de mañana, mediodía y tarde.
Por eso es que sufro los minutos de todas las vidas
suspirando que el destino un contento me cometiera:
tu rostro resplandecer en mi mirada
y saber quemarme con la hoguera de tus ojos.
Yo conozco el aliento de tu alma
por el contacto en tu mirada.
He leido donde habitas
donde explota tu silencio.
Partiré hacia esa tierra
donde muere el silencio
hacia el punto cero
donde rugen sin tiempo
los remolinos de tu nombre.
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